Hoy hablaremos de Julio César, el famoso general y dictador romano, predecesor de los emperadores. Venerado y despiadado conquistador, amante de Cleopatra y célebre por frases como “Llegué, vi, vencí”, “La suerte está echada”, o “En César solo manda César”. No se me ocurría mejor receta para Julio César que un pan. Pan y vino, todo un símbolo de la época, indispensable para alimentar al inmenso ejército romano y satisfacer a las clases más bajas. La receta de pan que os traigo fue un encargo que el Museo Británico hizo al chef italiano Giorgio Locatelli. Su misión fue recrear uno de los panes carbonizados encontrados bajo las ruinas de Pompeya. ¡Con más de 2.000 años de antigüedad!
Este pan está realizado, lógicamente, con las técnicas e ingredientes de hoy en día. La idea es hacer un pan rico que se asemeje al que comían los romanos, y que todos podamos hacer en casa de forma fácil y divertida. La receta de la biga ácida la vi en el blog de Esbieta.
RECETA EN VÍDEOEste pan está realizado, lógicamente, con las técnicas e ingredientes de hoy en día. La idea es hacer un pan rico que se asemeje al que comían los romanos, y que todos podamos hacer en casa de forma fácil y divertida. La receta de la biga ácida la vi en el blog de Esbieta.
PAN ROMANO DE 2.000 AÑOS
INGREDIENTES:
400 g de biga ácida
405 g de harina de espelta
405 g de harina de espelta integral
18 g de gluten
24 g de sal
530 ml de agua
12 g de levadura fresca
Para la biga ácida:
250 g de harina de trigo común
250 ml de agua
5 g de levadura fresca
Utilidades:
Tabla de equivalencias
Dónde comprar mis utensilios
PREPARACIÓN:
Preparamos la biga ácida 48 horas antes. Disolvemos 5 g de levadura fresca en 250ml de agua tibia. Una vez disuelta la vertemos sobre 250 g de harina de trigo común o de fuerza. No tenemos que amasar, hay que mezclar bien hasta que la harina se haya integrado totalmente. Veréis que queda una mezcla más bien líquida, aunque dependiendo del tipo e incluso marca de harina quedará más o menos líquida. La tapamos con film y a la nevera. Debemos deshincharla por la mañana y por la noche los tres primeros días, y podemos guardarla en la nevera hasta dos semanas. Esto no es masa madre, es un prefermento.
Vamos ya con el pan. Empezamos disolviendo 12 g de levadura fresca en 530 ml de agua tibia. Removemos con un tenedor hasta su total disolución. En un bol añadimos 405 g de harina de espelta blanca y 405 g de harina integral de espelta. Removemos para mezclar bien ambas harinas. Mezclamos 18 g de gluten junto con las harinas. En panadería el aporte extra del gluten se hace para aportar al pan más elasticidad y que no se desmigue. Añadimos 24 g de sal y mezclamos bien. Hacemos una especie de agujero en el centro para añadir los ingredientes húmedos e ir integrándolos poco a poco. Echamos en el centro del bol 400 g de biga ácida. Vamos incorporando poco a poco el agua que teníamos reservada con la levadura, a la vez que integramos la harina con la biga y la propia agua. Esta masa no es nada delicada en cuanto a amasado, pero sí que requiere que vayamos integrando bien todos los ingredientes. Volcamos la masa sobre la encimera enharinada una vez que hemos echado todo el agua y seguimos integrando los ingredientes a la vez que amasamos. Todavía nos resulta una masa pegajosa, si lo consideráis necesario podéis echar un poco de harina y seguir amasando unos 5 minutos, 10 aproximadamente en total. Una vez amasada, la masa ha dejado de ser pegajosa. Formamos una bola. En el mismo bol donde empezamos el amasado espolvoreamos un poco de harina y metemos nuestra masa. Tapamos con un trapo limpio y dejamos reposar 1 hora.
Pasado el tiempo vamos a darle forma a nuestro pan. Volcamos con cuidado, espolvoreamos la superficie de harina y redondeamos la masa. Aplastamos ligeramente y colocamos sobre papel vegetal en una bandeja de horno. Tapamos nuevamente y dejamos reposar 10 minutos más, lo justo para que se precaliente el horno a 200ºC. Pasados los 10 minutos, atamos un cordel apto para alimentación alrededor del pan, se cree que este cordel lo ponían para poder transportar el pan más fácilmente. Con la ayuda de un cuchillo vamos a marcar la superficie del pan en 8 porciones iguales. Horneamos a 200ºC durante 35 minutos. Nos quedará un pan de corteza crujiente con un interior esponjoso y elástico. De sabor, os aseguro que estaba buenísimo.
Cualquier duda, mira el vídeo.
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INGREDIENTES:
400 g de biga ácida
405 g de harina de espelta
405 g de harina de espelta integral
18 g de gluten
24 g de sal
530 ml de agua
12 g de levadura fresca
Para la biga ácida:
250 g de harina de trigo común
250 ml de agua
5 g de levadura fresca
Utilidades:
Tabla de equivalencias
Dónde comprar mis utensilios
PREPARACIÓN:
Preparamos la biga ácida 48 horas antes. Disolvemos 5 g de levadura fresca en 250ml de agua tibia. Una vez disuelta la vertemos sobre 250 g de harina de trigo común o de fuerza. No tenemos que amasar, hay que mezclar bien hasta que la harina se haya integrado totalmente. Veréis que queda una mezcla más bien líquida, aunque dependiendo del tipo e incluso marca de harina quedará más o menos líquida. La tapamos con film y a la nevera. Debemos deshincharla por la mañana y por la noche los tres primeros días, y podemos guardarla en la nevera hasta dos semanas. Esto no es masa madre, es un prefermento.
Vamos ya con el pan. Empezamos disolviendo 12 g de levadura fresca en 530 ml de agua tibia. Removemos con un tenedor hasta su total disolución. En un bol añadimos 405 g de harina de espelta blanca y 405 g de harina integral de espelta. Removemos para mezclar bien ambas harinas. Mezclamos 18 g de gluten junto con las harinas. En panadería el aporte extra del gluten se hace para aportar al pan más elasticidad y que no se desmigue. Añadimos 24 g de sal y mezclamos bien. Hacemos una especie de agujero en el centro para añadir los ingredientes húmedos e ir integrándolos poco a poco. Echamos en el centro del bol 400 g de biga ácida. Vamos incorporando poco a poco el agua que teníamos reservada con la levadura, a la vez que integramos la harina con la biga y la propia agua. Esta masa no es nada delicada en cuanto a amasado, pero sí que requiere que vayamos integrando bien todos los ingredientes. Volcamos la masa sobre la encimera enharinada una vez que hemos echado todo el agua y seguimos integrando los ingredientes a la vez que amasamos. Todavía nos resulta una masa pegajosa, si lo consideráis necesario podéis echar un poco de harina y seguir amasando unos 5 minutos, 10 aproximadamente en total. Una vez amasada, la masa ha dejado de ser pegajosa. Formamos una bola. En el mismo bol donde empezamos el amasado espolvoreamos un poco de harina y metemos nuestra masa. Tapamos con un trapo limpio y dejamos reposar 1 hora.
Pasado el tiempo vamos a darle forma a nuestro pan. Volcamos con cuidado, espolvoreamos la superficie de harina y redondeamos la masa. Aplastamos ligeramente y colocamos sobre papel vegetal en una bandeja de horno. Tapamos nuevamente y dejamos reposar 10 minutos más, lo justo para que se precaliente el horno a 200ºC. Pasados los 10 minutos, atamos un cordel apto para alimentación alrededor del pan, se cree que este cordel lo ponían para poder transportar el pan más fácilmente. Con la ayuda de un cuchillo vamos a marcar la superficie del pan en 8 porciones iguales. Horneamos a 200ºC durante 35 minutos. Nos quedará un pan de corteza crujiente con un interior esponjoso y elástico. De sabor, os aseguro que estaba buenísimo.
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