Esta semana ando algo desconectada de la cocina y la culpa la tienen los disfraces para el Carnaval. Hugo quería este año disfrazarse de Jack Sparrow y, puesto que no hemos encontrado un disfraz de su agrado a precios razonables, llevo dos semanas haciéndoselo yo misma. Además, tengo un hijo que es muy, pero que muy exigente con los disfraces (no creo que cuando le toque hacerlo a él sea igual, jajaja). La cuestión es que quiere hasta el último detalle. Y para colmo el sábado pasado emitieron en la TV la última película de "Piratas del Caribe", y ya empezó a decir: "¡Mamá, mira lo que lleva Jack Sparrow en el lado derecho del pelo! ¡Mamá, mira como es el anillo de Jack! ¡Qué no falte la brújula!" Etc, etc, etc... Si a eso le sumamos que es época de trabajos en el cole (¡más destinados a los padres que a los hijos!), pues os resultará fácil imaginar como he cambiado los fogones por la máquina de coser, tijeras y cartulina. Claro, sobra decir que, a pesar de todo, no hay nada más gratificante que hacer estas cosas por los peques y ver lo ilusionados y contentos que se ponen. Por cierto, el disfraz está quedando chulísimo. ¡Prometo foto!
Respecto a la receta de hoy, reúne todo aquello que más me gusta de un postre: que la fruta sea la principal protagonista, contrastes de sabor y textura, fresco, original y que no sea excesivamente dulce. Un postre ideal para sorprender a nuestros invitados.
Respecto a la receta de hoy, reúne todo aquello que más me gusta de un postre: que la fruta sea la principal protagonista, contrastes de sabor y textura, fresco, original y que no sea excesivamente dulce. Un postre ideal para sorprender a nuestros invitados.
INGREDIENTES: 2 personas
Kumquats confitados
1 naranja
1 pomelo
Licor Amaretto
Hierbabuena
Azúcar glas
Miel
Ralladura de lima
Ralladura de naranja
Semillas de sésamo caramelizado
Para el queso labneh:
250 g de yogur griego natural
Azúcar glas (al gusto)
Miel (al gusto)
Este plato, aparte de resultón estéticamente, está buenísimo y podemos tener todos los procesos preparados con antelación. Lo primero que debemos hacer es el queso labneh. En un bol echamos el yogurt, añadimos el azúcar glass y la miel, cuya cantidad dependerá de vuestro gusto, yo recomiendo ir probando. Removemos bien. En otro bol ponemos un trozo de tela de algodón blanca y echamos sobre ésta el yogurt. Atamos con ayuda de hilo de cocina y colgamos sobre un bol para que escurra el suero, entre 12-16 horas. Yo lo até en la maneta de un armario de la cocina superior y debajo le puse un bol. Pasado este tiempo, ya lo podemos servir. Como curiosidad, aquí la versión salada.
También prepararemos con antelación los kumquats confitados. De hecho, los podemos tener con mucha antelación, al final es como una mermelada y su conservación es larga. Eso sí, los tendremos reservados en un bote de cristal, cerrados herméticos en la nevera.
Las naranjas las cortamos a lo vivo, es decir, las pelamos y le quitamos toda la parte blanca. Reservamos. Ponemos en un cazo el amaretto, la cantidad dependerá de la naranja y el pomelo, puesto que necesitamos una cantidad suficiente para que cubra las naranjas. Lo ponemos al fuego y dejamos reducir durante 10 minutos a fuego medio. Pasado el tiempo, dejamos que se atempere y vertemos sobre los gajos. Dejamos en la nevera hasta 30 minutos antes de emplatar, yo recomiendo que se emplate justo para degustar.
Extendemos el queso labneh en un plato, en este caso lo he puesto a modo de rectángulo, colocamos encima los gajos de cítricos, alternamos los gajos de naranja y pomelo. Recordad que el pomelo tiene un punto amargo, por lo que resultará ideal que la variedad de naranja que escojáis sea dulce. Si no os gusta el pomelo podéis sustituirlo por naranja o mandarina. Espolvoreamos las semillas de sésamo, colocamos hojas de menta, rallamos un poquito de lima y de naranja y decoramos con los kumquats confitados. Si queréis podéis salsear con el licor de amaretto donde hemos tenido los gajos, pero esto después de la presentación.
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