Hace unos días estuvimos cenando en casa de una blogger por la que tengo un cariño especial. Ella es Olga, de Nina's Kitchen. ¿Recordáis el Cooking Show que grabamos juntas? Los que aun no conozcan su blog deberían remediarlo de inmediato. Olga es, sin ninguna duda, una de las mejores fotógrafas de la blogosfera culinaria. ¡Sus fotos son bonitas a rabiar!
A esa cena llevé los postres: una mousse algo accidentada (prometo repetirla y subirla al blog, jaja) y esta baklava que estaba increíblemente dulce y riquísima. Como no podía ser de otra forma, la receta es de SandeeA (a esta la conoce todo el mundo, así que ¡por favor! no visitéis su entrada que sus fotos son infinitamente mejores que la mía). En cualquier caso, os dejo ir si luego prometéis volver, porque seguro que volvéis con una sonrisa, además de conocer el origen de este postre (así yo no tengo que explicarlo).
A esa cena llevé los postres: una mousse algo accidentada (prometo repetirla y subirla al blog, jaja) y esta baklava que estaba increíblemente dulce y riquísima. Como no podía ser de otra forma, la receta es de SandeeA (a esta la conoce todo el mundo, así que ¡por favor! no visitéis su entrada que sus fotos son infinitamente mejores que la mía). En cualquier caso, os dejo ir si luego prometéis volver, porque seguro que volvéis con una sonrisa, además de conocer el origen de este postre (así yo no tengo que explicarlo).
INGREDIENTES:
125 g de mantequilla sin sal, fundida, fría
1/2 paquete de pasta filo
250 g de chocolate negro
250 g de pistachos y nueces
1 c/c de canela molida
Un trocito de mantequilla para untar el molde
Para el almíbar:
250 ml de agua
200 g de azúcar
50 g de miel
Zumo de medio limón
PREPARACIÓN:
En primer lugar preparamos el almíbar, puesto que deberá estar frío antes de verterlo sobre la baklava. Echamos todos los ingredientes en un cazo y lo llevamos a ebullición a fuego fuerte. Cuando rompa a hervir bajamos el fuego y lo dejamos durante 20 minutos a fuego bajo. Pasado el tiempo dejamos enfriar, lo podemos conservar en el frigorífico.
Precalentamos el horno a 180 ºC opción arriba-abajo.
Humedecemos un trapo limpio de cocina, éste lo utilizaremos para tapar la pasta filo y que no se nos seque mientras trabajamos con ella.
Picamos el chocolate en un robot de cocina. Retiramos. Sin necesidad de limpiar el robot introducimos los frutos secos y también los picamos. El tamaño de todos estos ingredientes dependerá de nuestro gusto, yo lo he picado bastante pero sin convertirlo en polvo, he dejado trozos como la mitad de un piñón. Vertemos todos estos ingredientes en un bol para mezclarlos bien. Añadimos la canela molida y mezclamos. Reservamos el relleno.
Untamos la fuente de hornear con mantequilla.
Cortamos la pasta filo en trozos del tamaño de nuestra bandeja y los dejamos tapados con el trapo húmedo.
Cogemos una lámina de pasta filo, el resto las volvemos a cubrir con el trapo húmedo. Con un pincel pintamos dicha lámina con la mantequilla líquida (pero ha de estar fría). Colocamos la parte de la lámina que hemos pintado hacia arriba en la bandeja de hornear. Repetimos esta operación con 7 láminas más, es decir pintamos otra lámina de pasta filo con una capa ligera de mantequilla y colocamos sobre la lámina anterior en la bandeja con la parte de la mantequilla hacía arriba y así sucesivamente hasta tener 8 láminas.
Una vez realizado este paso vertemos sobre la pasta filo 5 c/s del relleno y lo extendemos uniformemente.
Ahora pintamos una lámina de pasta filo por ambas caras y la colocamos sobre el relleno.
Seguimos haciendo otra capa de separación, pintamos una lámina de pasta filo con mantequilla por una cara y la colocamos sobre la anterior con la parte pintada hacia arriba. Lo hacemos con 4 láminas.
Volvemos a echar 5 c/s de relleno y lo extendemos por toda la bandeja.
Pintamos una lámina de pasta filo con mantequilla por ambas caras y la colocamos sobre el relleno. Ahora igual que las veces anteriores pintamos una lámina de pasta filo por una cara y colocamos sobre la anterior con la cara pintada hacia arriba. Ponemos 6 capas más pintas por una sola cara y poniendo esta hacía arriba. Por último ponemos una lámina de pasta filo sin pintar con mantequilla.
Antes de hornear con ayuda de un cuchillo bien afilado y sin sierra cortamos la baklava en cuadrados, hemos de tener cuidado de no cortar el segundo grupo de pasta filo, es decir en cuanto notemos que tocamos el relleno paramos.
Horneamos durante 20 minutos, a continuación tapamos con un papel de aluminio para que no se nos dore demasiado y horneamos durante 25 minutos más.
Justo sacarla del horno dejamos reposar durante 5 minutos y vertemos por toda la superficie el almíbar frio. Al estar la baklava todavía caliente mantendremos el toque crujiente.
Podemos comerlo templado, aunque está mucho más rico de un día para otro.
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