Hace unos meses, en la entrada del "Carpaccio de higos caramelizados" (receta también de Jordi Roca), comentaba mi deseo de ir algún día a El Celler de Can Roca, un restaurante fuera de lo común: 3 estrellas Michelin, 2º mejor del mundo según la lista anual de la revista 'Restaurant' e infinidad de galardones y reconocimientos. Tienes que reservar con un mínimo de seis meses de antelación si vas entre semana, y un año antes si quieres ir en viernes o sábado. Diga lo que diga, se va a quedar corto.
Cuando se trata de salir a comer fuera, me apasiona todo lo relacionado con la alta cocina. Es un terreno en el que me siento como una exploradora, totalmente abierta a la sorpresa y lo novedoso. Más que ir a comer, vas a vivir una experiencia.
El pasado 5 de febrero estuvimos disfrutando durante más de cuatro horas de las espectaculares creaciones que salen de El Celler de Can Roca. Con un servicio y un emplazamiento impecable, disfrutamos como niños con el desfile de platos del menú degustación. Cada plato que probaba me hacía sentir curiosidad por lo que vendría después; había sabores que te traían recuerdos del pasado o que, de un plumazo, te hacían dar la vuelta al mundo. Nombres tan sugerentes como inolvidables para el paladar: "Gazpacho de olivas negras...", "Comtessa de espárragos...", "Brioix de trufa negra", "Toda la gamba", "Besuc de la piga con cítricos...", "Helado de masa madre...". Probé sabores que apenas reconocía, otros que reconocía pero en texturas totalmente diferentes. Tal y como se denomina el menú: un festival. Y además, siendo consciente de que todo aquello, esa noche, únicamente era posible comerlo allí. También tuvimos la oportunidad de visitar la bodega de la mano de Josep Roca, sumiller del restaurante, y de conocer a Jordi Roca, el repostero. Lástima que no estaba el chef Joan Roca, al que también me habría encantado saludar.
Cuando se trata de salir a comer fuera, me apasiona todo lo relacionado con la alta cocina. Es un terreno en el que me siento como una exploradora, totalmente abierta a la sorpresa y lo novedoso. Más que ir a comer, vas a vivir una experiencia.
El pasado 5 de febrero estuvimos disfrutando durante más de cuatro horas de las espectaculares creaciones que salen de El Celler de Can Roca. Con un servicio y un emplazamiento impecable, disfrutamos como niños con el desfile de platos del menú degustación. Cada plato que probaba me hacía sentir curiosidad por lo que vendría después; había sabores que te traían recuerdos del pasado o que, de un plumazo, te hacían dar la vuelta al mundo. Nombres tan sugerentes como inolvidables para el paladar: "Gazpacho de olivas negras...", "Comtessa de espárragos...", "Brioix de trufa negra", "Toda la gamba", "Besuc de la piga con cítricos...", "Helado de masa madre...". Probé sabores que apenas reconocía, otros que reconocía pero en texturas totalmente diferentes. Tal y como se denomina el menú: un festival. Y además, siendo consciente de que todo aquello, esa noche, únicamente era posible comerlo allí. También tuvimos la oportunidad de visitar la bodega de la mano de Josep Roca, sumiller del restaurante, y de conocer a Jordi Roca, el repostero. Lástima que no estaba el chef Joan Roca, al que también me habría encantado saludar.
Víctor dice que los menús degustación de los grandes restaurantes son como una película. Con un guion preciso, con su presentación, nudo y desenlace incluidos; un ritmo concreto que avanza al son que impone el servicio de sala; y con sus personajes principales y secundarios que aparecen a lo largo del menú: como el olor a barbacoa que desprendía un suflé de trufa, "anunciando" que el siguiente plato sería, precisamente, una barbacoa. Él, tan cinéfilo como es, ve otras muchas similitudes demasiado aburridas para reproducirlas aquí. ;) Pero yo, viendo el equipo de 35 cocineros más los 15 de sala, no puedo más que pensar que estábamos en medio de una superproducción y que los hermanos Roca bien pudieran ser como directores de cine.
Laura y Roger, nuestros compañeros de aventura, comentaron que vivieron una experiencia que no puede dejar a nadie indiferente. La espera mereció la pena. Disfrutaron, y mucho, de la comida, del vino, de la visita a la cocina y del excelente servicio. Y, además, rieron como nunca y se lo pasaron en grande.
Bueno, tras el rollo, os dejo con una nueva receta del libro "Los Postres de Jordi Roca".
Laura y Roger, nuestros compañeros de aventura, comentaron que vivieron una experiencia que no puede dejar a nadie indiferente. La espera mereció la pena. Disfrutaron, y mucho, de la comida, del vino, de la visita a la cocina y del excelente servicio. Y, además, rieron como nunca y se lo pasaron en grande.
Bueno, tras el rollo, os dejo con una nueva receta del libro "Los Postres de Jordi Roca".
INGREDIENTES: 25 uds.
200 g de mantequilla
245 g de harina
150 g de azúcar glas
10 g de levadura química (tipo Royal)
5 huevos
100 g de miel
100 g de leche
1/4 c/c de curry
Frutos rojos: frambuesas, arándanos, moras, fresas
PREPARACIÓN:
Ponemos la mantequilla en un bol y la derretimos en el microondas. Reservamos. En otro bol mezclamos la harina, el azúcar glas y la levadura. En otro bol vertemos los huevos, batimos e incorporamos la miel. Mezclamos.
En un cazo infusionamos la leche con el curry. Dejamos entibiar un poco y añadimos la mantequilla. Removemos. Sin dejar de remover incorporamos la mezcla de harina, azúcar glass y levadura.
Dejamos reposar en la nevera durante toda la noche.
Vertemos la mezcla en una manga pastelera, y la vamos echando en los moldes elegidos. Yo he utilizado moldes de silicona de magdalenas. Finalmente, echamos 3 o 4 frutos rojos en cada molde.
Horneamos con el horno precalentado a 190 ºC durante 30 minutos.
NOTAS:
1. A algunas magdalenas les puse fresas. No lo recomiendo en absoluto, porque la fresa no soporta bien el calor, se cuece y queda con una textura gelatinosa, humedeciendo las partes del bizcocho que toca.
2. El tiempo de cocción según el libro es de 5 minutos aproximadamente, pero a los 5 minutos la masa estaba muy líquida, así que fui ampliando el tiempo de 5 en 5. Finalmente, lo dejé 30 minutos.
3. Hice algunas magdalenas sin fruta, solo con el curry. No me convencieron, la gracia de esta receta está en la mezcla de sabores.
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